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Perdiz moruna


Alectoris barbara (Bonnaterre) / Barbary partridge / Perdiz moruna

Se desconoce si esta especie fue un miembro original de la avifauna del Peñón o si fue introducida por el hombre.  No obstante, lo ideal es dejar esta pregunta en aire, ya que no es la única especie del norte de África que figura en la fauna y flora del Peñón y está ausente en el interior de España.  Aunque es probable que fuera introducida en el Peñón, tal y como relatan Lifor (1866), Seoane (1870), Berris (1964) y Valrie (1965), todas las pruebas son circunstanciales.  El libro de órdenes del gobernador registró que la importación de una "remesa de Berbería" (en el texto original, "game of Barbary") para su uso en prácticas de tiro fue autorizada en 1749 por el general H.Bland, entonces gobernador de Gibraltar.  Aunque este dato no implica expresamente que se refiriera a las perdices (en inglés, la perdiz moruna se conoce como "Barbary partdrige"), existe la posibilidad de que esta especie fuera introducida por el hombre en ese momento o que se hiciese para reforzar la población nativa con ejemplares importados de Marruecos.  El alectoris barbara estuvo presente durante el Pleistoceno tardío, pero su identidad no se ha confirmado de manera concluyente.

Las primeras observaciones de perdices morunas registradas en Gibraltar son las del reverendo John White en 1771 (o Holt-White, en 1901).  La especie se extendió ampliamente por todo el Peñón, pero su propagación está actualmente mucho más restringida y sus ejemplares se encuentran principalmente en las zonas menos ruidosas del Upper Rock, en Windmill Hill y en las laderas ubicadas sobre La Caleta (Catalan Bay).  Su hábitat natural es el matorral bajo y las pendientes rocosas abiertas.  Se trata de un ave residente, con una población de aproximadamente 30 parejas.  Fuera de temporada de reproducción se registran grupos de hasta 25 ejemplares.

Esta especie es sedentaria, pero una serie de observaciones desde España junto a Gibraltar (Gonzalo-Diez 1958, Trigo de Yarto 1960, Nisbet 1960 b. Brosse & Jacquernard-Brosse 1962, y J Croxell com. pers.) sugiere que algunas aves han podido propagarse desde el Peñón.  Está dispersión habría sido más fácil para las perdices en el pasado.  Probablemente, algunas perdices abandonaron el Peñón cuando el istmo estaba completamente cubierto de vegetación y el cinturón urbano de La Línea aún no existía. Aunque actualmente siguen teniendo la posibilidad de hacerlo, se trata de un hecho nunca observado y que habría sido bastante inusual en cualquier caso.  Por lo tanto, lo más probable es que las perdices morunas vistas en España cerca del Peñón hayan sido introducidas directamente en el territorio español.

Fuente: The Birds of Gibraltar, por John E Cortes, J Clive Finlayson, Ernest F J García, Mario A J Mosquera.

UN INDULTO A LAS PERDICES DEL PEÑÓN

La construcción de una estación terrestre satélite en los lugares principales de anidación debería haber supuesto un auténtico varapalo para la ya decreciente población de perdices morunas, pero un acuerdo entre la Gibraltar Ornithological and Natural History Society (Sociedad Ornitológica y de Historia Natural de Gibraltar) y la empresa encargada de ejecutar el proyecto, ASC Systems, va a permitir que las perdices morunas de Gibraltar sigan cuchicheando con total tranquilidad.

Las tímidas perdices ya han tenido que soportar las maniobras militares, el número creciente de gatos salvajes y los perros que sus dueños pasean por las fortificaciones de Windmill Hill Flats, por lo que el proyecto de una estación terrestre satélite propuesto por ASC Systems, que implica la pérdida de hábitat de dos pares de perdices, bien podría haber sido el remate final.

Sin embargo, tras unas duras negociaciones, la Sociedad Ornitológica y de Historia Natural de Gibraltar ha logrado un "principio de acuerdo" con ASC para el financiamiento de un programa de recuperación de la perdiz moruna y la creación de un nuevo hábitat para estas perdices y compensar así la pérdida de su hogar actual.

El programa, que incluirá la limpieza de la vegetación del Upper Rock y la cría en cautiverio de perdices locales para su liberación en el medio salvaje tendrá un coste para la región de 60 000 libras (unos 67 500 euros) a pagar en cuatro años.  Después de muchos años atrapada en un hábitat cada vez más reducido, se trata de una grandísima noticia para esta tímida especie, que a menudo huye en busca de refugio en lugar de alzar el vuelo.

La perdiz moruna o alectoris barbara pertenece a la familia Phasianidae y se distingue de otras perdices por tener la garganta en un tono gris azulado enmarcada por un collar marrón castaño con motas blancas.  Según las descripciones en textos especializados, se dice que presenta "en la nuca una corona marrón a modo de cresta que se muestra en todo su esplendor al alzar el vuelo y se asemeja a un peinado mohicano".  El cuerpo regordete y el pico corto de la perdiz son elementos típicos de las aves gallináceas, entre las que se incluyen los faisanes y los urogallos.  La perdiz moruna de Gibraltar no ha destacado nunca por su canto, que se describe como una "serie de cacareos monosílabos, estridentes y rotos con notas que se superponen".  Sin embargo, su carne sí es más apreciada por algunas personas y es posiblemente el motivo por el que estas aves llegaron originalmente al Peñón.

Se trata de una especie que habita predominantemente en el norte de África, Gibraltar es el único lugar de Europa continental en el que existe una población salvaje autosuficiente (también se encuentran en islas como Canarias y Cerdeña).

No está claro si estas aves se importaron durante la ocupación musulmana del Peñón, si fueron los británicos quienes las introdujeron a mediados de 1700 como parte de una "remesa de Berbería" o si se trata de una población nativa.  Posiblemente, la respuesta radique en una combinación de las tres.  En el Peñón se han encontrado restos fósiles de perdices alectoris que datan del Pleistoceno tardío (entre 1,6 y 0,01 millones de años), pero es posible que estas aves fueran ancestros de la perdiz roja.  La perdiz roja o alectoris rifa es común en España, pero no se encuentra en Gibraltar.

El estudio genético contemplado en el marco del programa acordado con ASC Systems se ha concebido para tratar de determinar si las perdices morunas de Gibraltar son genéticamente diferentes a los ejemplares que habitan el norte de África o en cualquier otro lugar, para establecer así sus orígenes.  El reverendo John White observó y registró perdices morunas por primera vez en el Peñón en 1771. En aquel momento estaban perfectamente consolidadas en el matorral abierto del Upper Rock, que se mantuvo despejado por el pastoreo de cabras. 

Tanto el territorio que ocupan como el número de ejemplares han disminuido en los últimos años como resultado de varios factores.  El primero es la pérdida de vegetación abierta debido al crecimiento de matorrales densos y bosques en el Peñón.  Esto impide que las aves puedan anidar en el matorral bajo y buscar alimento en campo abierto.  La contaminación acústica, la caza ilegal de crías y la gran depredación por parte de los gatos salvajes han empeorado aún más la situación hasta tal punto que se estima que pueden quedar solo 30 parejas.

Se espera que el programa GONHS-ACS contribuya en cierto modo a restaurar la población de perdices morunas a niveles de hace 200 años.

 

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