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El laberinto de túneles conocido como Los túneles del Gran Asedio (The Great Siege Tunnels) es quizás el sistema de defensa más impresionante ideado por el hombre.
Al final del Gran Asedio o sitio de Gibraltar (Great Siege), que tuvo lugar en 1783, el comandante derrotado de las tropas francesas y españolas, el duque de Crillon comentó: "estas obras son dignas de los romanos" cuando se le mostraron las fortificaciones que habían conducido a sus tropas a la derrota. Este comentario destaca el ingenio de aquellos hombres que, contra viento y marea, soportaron el ataque de las fuerzas que avanzaban y aun así fueron capaces de idear un sistema único de defensa que les proporcionó la victoria.
Fue durante la guerra de Independencia de los Estados Unidos, cuando Francia y España hicieron todo lo posible por recuperar el Peñón de manos de los británicos en el 14° asedio de Gibraltar, llamado El Gran Asedio, que duró desde julio de 1779 hasta febrero de 1783. Se dice que el entonces gobernador, el general Eliott (más tarde llamado barón Heathfield de Gibraltar), ofreció una recompensa a quien pudiera idear un sistema para colocar cañones en la escarpada cara norte del Peñón conocida como el Notch.
El sargento mayor Ince, un miembro de la Company of Military Artificers, precursora del actual cuerpo de Ingenieros Reales (Royal Engineers) o zapadores (Sappers) del ejército británico, sugirió que podría hacerse excavando un túnel. Una vez que se le otorgó el permiso para llevar a cabo esta operación, el sargento mayor Ince comenzó a trabajar el 25 de mayo de 1782 bajo la dirección del teniente J. Evelegh, un Ingeniero Real ayudante de campo del gobernador.
Los operarios que excavaban los túneles dependían de la fuerza de sus brazos, de sus habilidades con el mazo y de una palanca, aunque también se ayudaron de la pólvora para realizar voladuras. En cinco semanas, 18 hombres habían horadado en el Peñón un túnel de 8 pies cuadrados por 82 pies (2,40 metros cuadrados por 25 metros). Es interesante comparar este dato con lo registrado en Gibraltar por una compañía tuneladora completamente mecanizada durante la Segunda Guerra Mundial, que en una semana avanzó 180 pies (55 m).
Originalmente, no había intención de colocar cañones en esta galería, pero a medida que avanzaba el trabajo, los humos de las reiteradas explosiones asfixiaban a los mineros, por lo que se decidió abrir un respiradero para dejar entrar aire en el túnel. Casi de inmediato, se dieron cuenta de que este respiradero sería una excelente tronera para un cañón, por lo que colocaron uno antes de llegar a alcanzar el Notch. Se abrieron otras troneras y se instalaron más cañones, y para cuando finalizó el asedio, en febrero de 1783, el túnel tenía 370 pies de largo (113 metros) y albergaba cuatro cañones. Esta primera galería se llamó Windsor Gallery. El sargento mayor Ince no se detuvo ahí. Siguió haciendo túneles en otras dos galerías llamadas King Line y Queen Line, ubicadas más abajo, en la cara norte del Peñón.
El trabajo terminó con el final del asedio. Sin embargo, en lugar de continuar en dirección al Notch, se excavó un túnel hacia abajo y se abrió una gran cámara justo debajo del Notch llamada St. George's Hall, donde se instaló una batería de siete cañones. En aquel momento también se excavó otra cámara llamada Cornwallis Chamber. Fue en St. George's Hall donde se dice que lord Napier de Magdala, gobernador de Gibraltar, ofreció un banquete en honor al general Grant, expresidente de los Estados Unidos de América.
En agradecimiento al sargento mayor Ince, se le otorgó una comisión y se le cedió un terreno en la parte superior del Peñón, en Upper Rock, todavía hoy conocido como Ince's Farm (la granja de Ince). Además, el duque de Kent, gobernador real de Gibraltar y padre de la reina Victoria, le regaló un valioso caballo en 1802.
La entrada a las galerías superiores está dominada por un cañón victoriano de 64 libras. En las galerías hay otros cañones victorianos que datan de 1850, así como un cañón original del siglo XVIII.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el cuerpo de Royal Engineers (conocido como Artificer Company durante el Gran Asedio), junto con un contingente canadiense, logró maravillosas hazañas de ingeniería, añadiendo unas 33 millas (52 km) de túneles.
SARGENTO MAYOR HENRY INCE - Fuente: Fundación del Patrimonio de Gibraltar (Gibraltar Heritage Trust)
Henry Ince, nacido en Cornualles, fue uno de los primeros miembros de la Green's Company, en ser nombrado sargento durante su formación. Fue ascendido a sargento mayor en septiembre de 1781 y sirvió no solo durante todo el asedio, sino durante mucho tiempo después. Indiscutiblemente dejó una marca imborrable en la historia de Gibraltar, donde ya había servido previamente como soldado en el Regimiento de Infantería nº 2. Se le concedió un salario especial, además de los 2 chelines y 10 peniques diarios que recibía como capataz.
Su misión era el desarrollo constante de las galerías. Se retiró en 1791, después de 30 años de servicio, pero continuó en las obras como supervisor. Vivió en una granja en la cima del Peñón que todavía lleva su nombre y se convirtió en un personaje célebre en Gibraltar. Su contribución a la exitosa defensa de Gibraltar fue decisiva. El sargento mayor Ince murió el 9 de octubre de 1808 en Gittisham y fue enterrado allí el 14 de octubre de 1808. Murió a la edad de 72 años.
Fue durante la guerra de Independencia de los Estados Unidos, cuando Francia y España trataron de recuperar el Peñón de manos de los británicos en el 14° asedio de Gibraltar, llamado Gran Asedio, que duró desde julio de 1779 hasta febrero de 1783. Se dice que el entonces gobernador, el general Eliott, ofreció una recompensa a quien pudiera idear un sistema para colocar cañones en la escarpada cara norte del Peñón conocida como el Notch. El sargento mayor Ince, un miembro de la Company of Military Artificers, precursora del actual cuerpo de Ingenieros Reales (Royal Engineers) o zapadores (Sappers) del ejército británico, sugirió que podría hacerse excavando un túnel. Comenzó a trabajar el 25 de mayo de 1782 bajo la dirección del teniente J. Evelegh, un Ingeniero Real ayudante de campo del gobernador.
Los operarios que excavaban los túneles dependían de la fuerza de sus brazos, de sus habilidades con el mazo y de una palanca, aunque también se ayudaron de la pólvora para realizar voladuras. En cinco semanas, 18 hombres habían horadado en el Peñón un túnel de 8 pies cuadrados por 82 pies (2,40 metros cuadrados por 25 metros). Es interesante comparar este dato con lo registrado en Gibraltar por una compañía tuneladora completamente mecanizada durante la Segunda Guerra Mundial, que en una semana avanzó 180 pies (55 m). Originalmente, no había intención de colocar cañones en esta galería, pero a medida que avanzaba el trabajo, los humos de las reiteradas explosiones asfixiaban a los mineros, por lo que se decidió abrir un respiradero para dejar entrar aire en el túnel.
Casi de inmediato, se dieron cuenta de que este respiradero sería una excelente tronera para un cañón, por lo que colocaron uno antes de llegar a alcanzar el Notch. Se abrieron otras troneras y se instalaron más cañones, y para cuando finalizó el asedio, en febrero de 1783, el túnel tenía 370 pies de largo (113 metros) y albergaba cuatro cañones.. El sargento mayor Ince no se detuvo ahí. Siguió haciendo túneles en otras dos galerías llamadas King Line y Queen Line, ubicadas más abajo, en la cara norte del Peñón.
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